martes, 3 de mayo de 2011

LOS BENEFICIOS DE LA CLOROFILA

Numerosos estudios sobre la clorofila que se están llevando a cabo desde hace años demuestran que ingerir este pigmento -mediante la alimentación o en forma de suplementos- es fundamental para mantenerse sano pues actúa beneficiosamente sobre distintos sistemas, órganos y tejidos además de aportar la energía vital procedente de la fotosíntesis y ayudar a equilibrar el metabolismo en general.
Por ejemplo, la circunstancia ya mencionada de que las células de la clorofila sean idénticas a las de los glóbulos rojos -con la salvedad de que la molécula de hierro de la sangre humana es de magnesio en el caso de las plantas- convierte a la clorofila en un excelente tónico para la sangre. También se ha demostrado que incrementa la producción de glóbulos rojos por lo que es un buen aliado para evitar y tratar la anemia, estimula la formación de hemoglobina, reduce el colesterol y los triglicéridos, equilibra los niveles de glucosa (algo de gran importancia para los diabéticos), desintoxica, purifica la sangre, favorece el trabajo del corazón (el magnesio que contiene fortalece el músculo cardiaco), mejora la circulación, evita la contracción de los vasos sanguíneos, baja la presión arterial y, en general, contribuye de forma significativa a reducir las riesgos cardiovasculares.
Por lo que respecta al aparato digestivo la clorofila, muy rica en carotenoides, es el único sistema natural existente que a través de la alimentación puede transmitir al ser humano la energía procedente del sol. Una vez en el organismo la clorofila activa las enzimas imprescindibles para una adecuada asimilación de los nutrientes mediante su combustión, proceso que permite convertirlos en energía. Además este pigmento ayuda a la correcta digestión de los alimentos; evita las flatulencias, el mal aliento y la pesadez estomacal -entre otras dolencias- por su gran aporte de enzimas como la lipasa, la amilasa y la proteasa; desodoriza las heces y la orina; ayuda a la proliferación de bacterias colónicas benéficas y estimula el adecuado funcionamiento de los intestinos, el hígado y los riñones además de ayudar a cicatrizar las úlceras.
Y también refuerza las funciones del sistema inmune. Así, por ejemplo, incrementa la producción de células defensivas, es un buen desinfectante que estimula la cicatrización y reconstrucción de tejidos dañados (con lo que previene la aparición de posibles infecciones) y elimina hongos, bacterias y virus dañinos. Además desintoxica el cuerpo de metales pesados y lo protege contra otros elementos nocivos. A este respecto cada vez más expertos coinciden en señalar que las causas ocultas de muchas dolencias, incluido el cáncer, hay que buscarlas en la infinidad de sustancias tóxicas, pesticidas, dioxinas, alquitrán, quimioterápicos, radiaciones, metales pesados (cadmio, mercurio, uranio, plomo), etc., que contaminan el entorno y acaban envenenando nuestro organismo. Pues bien, para evitar la absorción de tan nocivas sustancias, prevenir sus efectos y promover su rápida y efectiva expulsión fuera del cuerpo lo oportuno es tomar alimentos ricos en clorofila. Asimismo se sabe que interviene positivamente en las funciones renales ya que apoya a los riñones para que trabajen adecuada y eficazmente eliminando el exceso de líquidos y toxinas.
En el caso concreto de las mujeres estimula la producción de estrógenos y ayuda a prevenir y aliviar la presencia de coágulos, quistes ováricos, menstruaciones dolorosas, irregulares o demasiado abundantes.
Por si fuera poco todo esto la clorofila ayuda además a la buena oxigenación de las células y es un interesante aliado en el tratamiento de enfermedades e infecciones respiratorias; contribuye a mejorar la absorción de calcio en el organismo y ayuda a su fijación en huesos y dientes, coadyuva a curar infecciones e inflamaciones del oído interno, reduce las varices, elimina infecciones vaginales, fortalece las articulaciones, aumenta el rendimiento muscular y nervioso, equilibra el pH, es eficaz en el tratamiento de la piorrea, refuerza la memoria y, por sus propiedades antioxidantes, resulta muy útil para retrasar el proceso de envejecimiento y mejorar la calidad y apariencia de la piel.
Por otra parte, la clorofila despierta hoy un gran interés científico por su potencial anticarcinógeno y antimutagénico. De hecho, para el doctor Richard C. Heimsch -de la Universidad de Idaho (Estados Unidos)- "el riesgo de padecer cánceres de hígado, colon, estómago y pulmón se puede reducir a la mitad mediante la ingesta diaria apropiada de clorofila". En la misma línea se manifiesta el doctor George S. Bailey -catedrático del Departamento de Toxicología Medioambiental y Molecular de la Universidad del Estado de Oregon (Estados Unidos)- quien recuerda que "a principios de la década de 1980 distintas investigaciones descubrieron que la clorofila y otras sustancias químicas relacionadas pueden inhibir la capacidad de ciertas sustancias para causar mutaciones en bacterias. Entonces se planteó si ese tipo de actividad antimutagénica podría ser importante en la prevención del cáncer pues la mayoría de los cánceres humanos, si no todos, implican mutaciones en uno o más genes que controlan los valores en los cuales las células se dividen, se diferencian o mueren. De acuerdo con el pensamiento actual varias combinaciones de mutaciones que afecten a este delicado equilibrio en el sentido de favorecer el crecimiento celular incontrolado pueden dar lugar al irreversible daño celular que provoque la aparición de un cáncer incipiente en el pulmón, el hígado, la sangre, el hueso, la piel o cualquier otro órgano del cuerpo. En este sentido, al menos teóricamente, es posible que el poder antimutagénico de la clorofila permita inhibir o reducir la formación de cánceres en humanos".

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